Yellow submarine...#538
Era algo imposible de
creer ¿Syd Barrett siendo un… fan? Y más allá de eso, serlo de mí.
-Iba a tu galería con
la esperanza de encontrarte algún día, jamás sucedió, seguía conociendo cosas
de ti y sabiendo por algunas personas tus conflictos con George, sabía que
algún día tenía que conocerte, sentía muchos celos de él. El día en que
entraste a cabina con Paul, me quedé estático, quise calmar mis nervios y por
eso demoré tanto en saludarte… como ves, pasó mucho tiempo.- seguía sin poder
creer todo esto, decidí seguir comiendo y darle las gracias por admirar mi
trabajo, no sabía qué decir, me sentía tan fuera de lugar. Terminando de comer
le di su ropa, él se cambió, lavó la ropa que le presté y platicamos más sobre
arte, él también pintaba, platicamos sobre su música y un poco sobre su vida.
-Es momento de que me
vaya- lo acompañé hasta la puerta y ahí se detuvo un momento más-gracias por
darme asilo y no tirarme por loco, anoche
-No fue nada Syd, fue
bueno que vinieras, me has dado muchas sorpresas- dije divertida
-Ojalá no sea la
última vez que pueda verte- sonreí nerviosa, me gustaba demasiado y me había
sorprendido el saber que siempre espero estar cerca de mí para conocerme, pero
no me sentía segura de acrecentar mis ilusiones por alguien
-Tal vez nos volvamos
a ver muy pronto
-Espero que así sea-
caminamos hasta la entrada, nuevamente se giró ya estando en la acera nos
sonreímos y volvió a decir “adiós”
-Syd…
-¿Sí?
-Gracias por venir- él
sonrió comprensivo y no pude resistirlo, me acerqué y lo besé, nos besamos
delatando que había algo más; se fue y decidí que era tiempo de hacer una
llamada muy importante.
-¿Diga?
-¿Mamá?
-¿María?, ¡hija, qué
milagro!, qué gusto escucharte, a qué se debe la llamada- saludó entusiasta mi
madre
-Debes venir a Londres
cuanto antes, si pudieras salir en unas horas de Liverpool hacia acá estaría
genial, ¿Mi padre y mis hermanos están por ahí?
-No, están en la
cochera, saldrán un par de días a acampar, así que me parece una idea perfecta
que me invites a Londres pero… ¿a dónde debo llegar?- con esa pregunta supe que
mi madre ya sabría algo de lo mío con George, pero era tal su discreción y
sutileza que no ahondó en el tema.
-Cuando llegues al
aeropuerto o estación de trenes, me llamas, yo iré por ti, te tengo una
sorpresa.- y así fue, en cuanto mi madre colgó alisté mi casa, me arreglé y para
el atardecer mi madre ya me llamaba del aeropuerto; aprovechando la velocidad
de mi auto, salí por ella…

Comentarios
Publicar un comentario