let it be...#616

-Jamás pensé que la fortuna se manifestaría en mi vida de esta forma tan hermosa y peculiar. Eres hermosa como el arte, Delilah- confesaba Jones...

-Ojalá esta noche durara cien años…-casi susurró Delilah

-Ojalá- repitió Jones, quien besó a Delilah con cariño, comenzando a desbordar pasión; las caricias cambiaban de intención e intensidad, las miradas, los suspiros. Estaban recostados en la alfombra, empeñados por conocer la piel que escondía su discreta ropa, ansiosos de consumar esa peculiar conexión tan instantánea, en un plano lúbrico.

Y él se movía con delicadeza y fervor sobre el cuerpo frágil y estilizado de Delilah, bailaba entre un de par piernas firmes y hechizantes, seducía con cada beso, caricia y vaivén a una chica que parecía salida de sus sueños; ella parecía moldearlo con un suave tacto que recorría la figura del músico, encendía un rojo fluorescente en cada zona que ella acariciaba y adormecía con placenteros mimos y los delicados sonidos de su voz expresando la gloriosa satisfacción del momento. Juntos simulaban una escultura echa de un bello marmol.

El rojo intenso del cabello de Delilah se extendía en la alfombra y Jones observaba su figura, acariciaba la tersa piel de la pelirroja y ella le dedicaba una misteriosa sonrisa que evidenciaba plenitud y cariño; recostados sin hacer más que mirarse y de vez en cuando regalarse una caricia o un beso, hasta que ella se acurrucó en el pecho de Jonesy.

Jimmy y yo habíamos perdido la noción del tiempo al haber iniciado una charla que se extendió por horas descubriendo gustos en común y principalmente inquietudes sobre la vida. Me sorprendió descubrir el interés de Page por el ocultismo y su afición por el terror, ese tipo de cosas que no había conocido en ningún otro chico y me agradó, me agradó que fuera más allá de los autos veloces y la bebida o las chicas. Aunque los Zeppelin fueran muy conocidos por sus juergas y sus exitosos ligues, eran unos chicos demasiado interesantes.

Posteriormente él tocaba la guitarra para mí cuando me hablaba de sus grandes influencias musicales, hasta que llegó el momento en que la situación dio un ligero giro inesperado.

-Hay una canción de los Beatles que me gusta demasiado, en cuanto la escuché hice lo posible por aprenderme los acordes- él comenzó a tocar “While my guitar gently weeps”. Parecía sentir la canción a un punto que tocaba con el alma saliendo por sus manos, yo me preguntaba ¿Por qué esa canción en específico? Sin importar lo que hiciera, a donde fuera y con quien estuviera, todo me conduciría a George.

Jimmy seguía tocando y cantando la canción, era raro y por ende, muy especial verlo cantar; mis emociones cambiaron drásticamente y pensaba que George seguramente estaría llevando una relación bastante estable con Astrid, porque no podía ser de otra manera, por sus personalidades y la manera en que se apreciaban. Imaginé a George plenamente enamorado de Astrid y era frustrante no superar la situación.

El llanto se acumuló en mis ojos y garganta, me levanté de inmediato hacia el baño.

Disimulé una voz tranquila y Jimmy dejó de tocar abruptamente para verme lleno de confusión. Dentro del baño salieron un par de lágrimas más que sequé rápidamente, respiré muy hondo para pasar el mal momento.

-¿Qué demonios te sucede?- miraba el suelo mientras me recargaba en el lava manos.

-¿Está todo bien?- preguntó desde afuera Jimmy, quien tocó un par de veces la puerta. Limpié la carraspera, las lágrimas y lavé mis manos.

Abrí la puerta y él estaba recargado en el marco de ésta, me asomé ligeramente detrás de la puerta y sonreí como si nada hubiera pasado; él ladeó una sonrisa coqueta y confundida.

-Lamento mis repentinas ganas de orinar- dije secando mis manos en mi ropa y cerrando la puerta del baño -¿Puedo tomar más Whiskey?- pregunté caminando a grandes pasos hasta la botella que se encontraba, extrañamente, dentro de una hielera de aluminio con, precisamente, hielos.

-Claro…- contestó quedándose detrás de mí. Yo tomé de un trago la bebida y me quedé ahí deseando tener un mejor semblante para que Page dejara de mirarme con insistencia.

Cuando me giré para verlo, él acomodó su guitarra en su base y después me miró, parecía dudar; luego llegó una mueca entre culposa y traviesa hasta su rostro medio cubierto por su larga y ondulada cabellera castaña, creando así esa famosa sonrisa de chico japonés que le caracterizaba.

-¿Qué pasa?- pregunté contagiándome de su repentina mueca

-No es nada… bueno, no sé cómo se dicen este tipo de cosas- dijo sobando su nuca y sonriendo con la mirada clavada en el suelo y yo me sentía rara en ese momento pues no se suponía que  “El Gran” Jimmy Page titubeara ante una mujer.

-¿Tan malo es?- me acerqué hasta él muy divertida

-Eso depende de cómo lo tomes. Yo, por ejemplo, ahora me siento un poco avergonzado- continuaba creándose esa sonrisita avergonzada y traviesa.

-Vamos…

-Pienso que eres una mujer increíble y adorable… platicar contigo amplió más aquella imagen tuya y ahora… me siento un poco culpable de haber querido llevarte a la cama, como principal objetivo.- me asombró el hecho de descubrir un ligero rubor en sus mejillas.

-Vaya pervertido- comencé a reírme y él también

-Mira cuando Robert dijo aquella estupidez sobre las personas que te tienen “bajo su radar”, no sólo se refería a mí, en verdad sé de mucha gente que está ansiosa por conocerte. Yo supe de ti por tus fotografías y las referencias que me daban de ti personas con las que has trabajado y después conocí tu arte y llegué a verte de lejos en un par de fiestas en las que ibas acompañada por alguien más, así que nunca me animé.-Por un momento sentí un ligero dejavú en el que Barrett venía a mi mente con su admiración y la manera en que me había conocido. No sabía si era el diálogo de moda en el ligue o si realmente tanta gente me conocía, como Page decía.

-Cada vez que alguien asegura conocerme me asusta un poco al no darme cuenta de cuántas miradas se dirigen hacia mí o  alguna de mis amigas.

-Creo que sonó un poco enfermo- ambos nos reímos y él estaba cohibido

-Ya lo había escuchado antes…-Y así como había pasado con George, Syd llegó a mi mente y me sentía mal al no estar con él, pero ellos estaban realizando algunas presentaciones y a mi regreso me les uniría para ser su fotógrafa por un par de fechas.

-Me gustaría tener una oportunidad…-dijo Jimmy sacándome del bagaje mental.

-Oh… ¿oportunidad?

-¿Te quedarías conmigo?

-¿Qué?- pregunté perpleja

-Sí, viaja con nosotros, acompáñanos en la gira. Dame la oportunidad de estar contigo- Jimmy tomó mis manos y hablaba con determinación y un poco de insistencia.

-Pero Jimmy yo…

-Prometo darte todas las comodidades, las atenciones, y por amor nunca sufrirás- puso mi mano sobre su pecho desnudo, haciéndome sentir el calor de su cuerpo y el latir de su corazón. Parecía empeñado en hacerme aceptar. Pronto y tomándome aún dispersa entre la ola de pensamientos y problemas que intentaba resolver, me besó y no pude negarme.

Sus labios, primordialmente sus besos, eran el vivo reflejo del Page que ahora veía: delicados y salvajes. Ambos nos abrazamos y nos dedicamos en cuerpo y alma al más lúbrico y ansiado encuentro de nuestros labios, con caricias, mordisqueos y gozo.

-Por favor…- dijo, un poco agitado por la actividad –Quédate conmigo- Pese a la pasión y la situación (estar frente a Page), estaba decidida a mantenerme firme en mi principal decisión.

-No. No puedo Jimmy. Mi trabajo me lo impide, además mi hogar estaría so…-volvió a besarme en un intento de persuasión carnal.

-He esperado mucho tiempo por este momento frente a ti- dijo al fin posando sus adormecidos ojos sobre mis pupilas enormes y llenas de culpa.

-Lo lamento, pero Syd…-abruptamente la puerta se abrió y se escucharon unas risillas que dejaban saber al mundo entero que habían probado el alcohol.

-¡Jimmy!- gritó una mocosa de piel morena y cabello ondulado que se abalanzó hacia él –Te estuve buscando ¿Por qué te ocultas de m…?- ella se quedó callada al instante en que notó mi presencia en esa habitación. -¡Tú! ¿Cómo es que…?. Jimmy, cariño ¿Ya no me amas? ¿No me deseas más?

-Lori…- Jimmy estaba lleno de vergüenza y nerviosismo, parecía que un secreto bien guardado había sido revelado en el peor de los momentos.

-¿Por qué has traído a esa perra aquí?- preguntó la niña -porque eso era ante mis ojos incrédulos- mirándome con bastante desdén y un dolor emocional que se materializaba en lágrimas cayendo por sus mejillas...

Proooometo que nuestros chicos ya saldrán muy pronto, todoesto es parte del plan maestro llamado "el curso de la historia" so, please no desesperen, yo también los extraño pero ya los escribí de nuevo jaja.

Cada vez son más recurrentes mis bloqueos creativos, quizá no estoy en buen momento pero me esfuerzo por ustedes y por esta historia c: 

Saludos a todas y gracias por sus comentarios.