Let it be...#619
Lo que los Beatles querían conseguir
con esta nueva oportunidad musical, era recuperar la espontaneidad y la
frescura de su sonido, tal como en los primeros años donde el carisma y el
gusto por la música eran perceptibles, por lo cual prescindieron de los
artificios a los que recurrían en sus últimas grabaciones...
La idea estaba clara, alternarían
canciones nuevas y viejas e incluso pensaban versionar alguno de los clásicos
favoritos del rock n’ roll, ocupando nada más que sus guitarras, bajo y batería
recordando sus inicios sencillos en la música, como cuando eran The Quarrymen.
Terminada la plática y teniendo
claros los objetivos para hacer de esta filmación un éxito que salvara a Apple
y a The Beatles de la quiebra, partimos a donde fuera que tuviéramos que ir.
-María quisiera advertirte algo…- se
acercó Ringo hasta a mí
-¿Qué pasa?
-John y Paul han iniciado una guerra
campal de egos, trabajar con ellos no será sencillo pero si te avocas a lo tuyo
cualquier mal rato podrá ser llevadero.
-¿Tan mal están las cosas?
-Sí, a veces se enojan y se estresan
a tal punto que olvidan que quienes están molestos son ellos dos y que el
conflicto es sólo de ellos. Debes estar consciente de que quizá en algún
momento ellos te contesten o digan cosas de manera inapropiada o más bien
hiriente… no quiero parecer bocón, pero no quisiera que te fueras sólo por sus
estupideces. Si ellos te agobian, puedes pasar tiempo conmigo ¿De acuerdo?-
concluyó con una sonrisa sincera. Yo estaba asombrada por lo turbias que se
encontraban las cosas y tenía la esperanza de que la situación mejorara por el
bien de todos, con el único fin de recuperar aquella increíble amistad que
había trascendido hasta ese punto de nuestras vidas.
Me despedí de los chicos y caminé
hacia mi auto para descubrir a David Gilmour recargado a sus anchas en él
mientras fumaba un cigarrillo, miré alrededor y no encontré a nadie más de su
banda.
-No sabía que trabajaras para los
Beatles…-rompió el silencio al ver que no le había dirigido la palabra. Guardé
mi bolso en el auto y mientras caminaba al lado del piloto le contesté.
-He vuelto con ellos- lo miré
–Llevaba más de año y medio alejada de su entorno a falta de un contrato.
-¿Se aburrieron?
-Renuncié.
-Ah…
-¿Necesitas algo?
-uh… María cuando dije que no era
conveniente que vieras a Syd lo decía en serio, sé que es complicado aceptar
que no le estamos brindando una ayuda directa, pero eso está fuera de nuestras
manos. Además él podría hacerte daño, temo porque eso suceda.- Se acercó
bastante a mí y lo miré a los ojos, él parecía honesto con lo que me decía y me
parecía bastante raro ya que, yo tenía la idea de que no llevábamos una buena
amistad y que no me toleraba como yo a él, pero me estaba demostrando que al
menos el sentía simpatía y empatía por mí.
Le agradecí asegurando que nada malo
pasaría y me fui a casa.
Al llegar me encontré con Delilah y
Rick platicando plácidamente en el jardín, les dediqué una sonrisa y les
pregunté si cenarían en casa o saldrían y ambos optaron por salir para darme un
momento de descanso a solas.
Casi entrada la media noche recibí
una llamada extraña y escalofriante y hasta ese momento tomé un poco en serio a
Gilmour respecto a sus advertencias.
-¿Diga?
-Así que estás con ellos
-¿Syd? ¿Cómo estás?
-Entonces también me suplirás…- su
voz sonaba fría y perdida, no se escuchaba nada del otro lado de la bocina,
sólo su voz y su pasiva respiración.
-¿De qué estás hablando?
-Quiero verte…
-Bien… respecto a eso… no podremos
vernos más, Syd.
-No irás muy lejos- Y colgó
-¿Syd?- Colgué sintiéndome aterrada
por lo frívolo que sonaba y por lo que habría querido decir con “no irás muy
lejos”. Cuando Delilah volvió me contó que estaba enterada de que pronto
viajaríamos con los Floyd, que ya estaba por cerrar un trato con la vendedora
del apartamento y que pronto comenzaría a amueblarlo. Yo, en cambio, le
platiqué sobre mi regreso con los Beatles y el extraño encuentro con Gilmour
quien al parecer quería ser mi amigo, además de la extraña y escalofriante
llamada de Syd; ella preocupada por lo que pudiera suceder me dijo que me
mantuviera alerta.
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Astrid y yo volvimos a Londres y me
di cuenta que volver a esa casa me hacía sentir un agobio indescriptible, tenía
que encontrar un nuevo lugar cuanto antes, un lugar que me inspirara paz, cosas
positivas, energía.
Esa noche Ringo me llamó para
ponerme al tanto sobre los planes con “Let it be” y que debíamos reunirnos al
día siguiente en la casa de John para comenzar con la creación y elección de
canciones. Finalizó diciendo que había un asunto que pronto me quitaría el mal
genio de grabar la película, al preguntarle rió un poco y dijo que debía verlo
con mis propios ojos.
-¿Cómo te sientes ahora?- Preguntó
Astrid recostándose a un lado mío
-Mucho mejor, me hacía falta volver
a casa- contesté más tranquilo
-Me alegra bastante oír eso George,
espero que te ayude a mejorar la relación con los demás.
-Eso sería lo más conveniente, pero
no existen los milagros- contesté riendo y ella me dio un empujón a manera de
reprobación. Comenzamos a besarnos y ahora sentía una conexión más real con
ella, comenzaba a sentirme cómodo con su compañía y apreciaba todas las cosas
que hacía por mantenerme estable emocionalmente. Ella se sentía feliz de lo que
teníamos y esa noche al fin en casa decidimos amarnos plenamente, queriéndonos
dentro de lo que sea que tuviéramos, unidos en un camino cuyo riesgo era lo
posterior al final. Pero en ese momento no importaban los inicios ni los
finales.
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Al día siguiente acompañé a Delilah
a cerrar el trato con la vendedora del apartamento e hicimos un pequeño festejo
entre las cuatro, cada quien llevó un platillo y bebidas; entre música,
recuerdos y buenos deseos continuamos hasta tarde una mini fiesta a la cual se
habría unido Twiggy con Mía Farrow y Sharon Tate, quienes habían visitado a
Twiggy en las oficinas y querían pasar un buen rato con ella y nosotras.
En vista de que eran las cinco tuve
que retirarme porque tenía que ir a los estudios a recoger los formatos del
storyboard para comenzar los bosquejos de las tomas para “Let it be”, Paul me
tendría ya una lista con algunos planos e ideas. Las chicas no querían que me
fuera pero no tuve más opción, quizá teniendo más trabajo en Londres, se me
pediría menos salir a América o cualquier otro sitio europeo. Conduje hasta
allá sintiéndome muy cool bajo mis lentes de sol tipo gato, vestida en una
coqueta blusa con turtleneck sin mangas en color negro y encima llevaba una
ligera chaqueta de mezclilla, además de vestir unos jeans también oscuros, amoldados
a mi cuerpo.
Llegando a los estudios me encontré
con Gilmour recargado en el barandal de las escaleras de entrada, leía un
periódico y sólo nos dirigimos un saludo con la mirada y un ademán con la
cabeza como diciendo “¿qué hay?”; sentí su mirada hasta entrar. Pronto me
encontré con Paul y con John quienes me explicaban detalladamente que querían y
ambos me entregaron por su cuenta un listado de comentarios.
-Buenas tardes- se escuchó entrar a
alguien
-Miren quién decidió volver- dijo
McCartney un tanto sarcástico, los demás volteamos y nos encontramos con
Harrison, con un cabello semi-largo y un poco ondulado de las puntas, su
horrible bigote y un semblante, indudablemente relajado. Nuestras miradas
inmediatamente se encontraron y se quedó estático, yo también, no sabía cómo
actuar ya que me había bloqueado en el instante, hasta que logré esbozar una
sonrisa, amplia y amistosa; extrañado correspondió y se acercó a saludarnos.
-María…
-George- contesté un poco burlona
por su aparente sorpresa
-¿Qué te trae por aquí?
-¿Acaso Ringo no te lo ha dicho?-
preguntó Paul
-¿Qué cosa?- Paul y yo nos miramos
en complicidad y John espaldareó a George.
-Grabaré esta dichosa película con
ustedes, George- contesté sonriendo y recargándome en la mesa que había en la
cabina. Él no pudo ocultar la reacción que lo tomó en ese justo momento.
-¿Qué?
-Estoy de vuelta… para desagrado
tuyo- le dediqué un guiño y al fin pudo sonreír con naturalidad.
-En dado caso… bienvenida de nuevo-
estiró su mano y yo la estreché, nos reímos y rompí la distancia dándole un
abrazo, al cual tardó en corresponder por lo inesperada que estaba siendo mi
conducta hacia él.
Me abrazó fuerte y respirar su
aroma, volver a sentir esa calidez del cuerpo de George me hizo entrar en una
calma inmediata, sólo él podía lograr ese efecto en las personas. Nos sonreímos
nuevamente y me dijo estar más contento por la noticia. Pronto comenzamos con
la elección de estudios y cabinas a ocuparse durante el rodaje, pedimos a los
asistentes que comenzaran con la ambientación y aseo de los lugares y revisamos
la iluminación. Y ahí estaba de nuevo, trabajando con los Beatles, teniendo a
los cuatro preguntándome cosas, pidiéndome opiniones y también, dándome
indicaciones. Sin duda había vuelto a casa.
Al terminar con la jornada salimos
entusiasmados por iniciar ya y aunque ya teníamos todo listo debíamos hacer una
pausa por las otras bandas que tenían que grabar su música ahí, así que
pospusimos el inicio de la grabación para principios del ’69.
Fumaba en las escaleras y sentí que
alguien se paró a mi costado, era George.
-¿Me prestas tu encendedor?
-Claro- encendió su cigarrillo y me
di cuenta que ambos no habíamos logrado dejar ese mal habito, del cual habíamos
jurado curarnos.
-¿Qué tal las giras laborales?-
preguntó recargándose en el barandal
-Cansadas, extrañas, pero muy
interesantes- me recargué justo a su lado, apoyando nuestros hombros sobre la
herrería. Él me miró y ladeó una sonrisa.
-¿Conociste gente?
-Bastante…
-Me da gusto, estoy seguro que
conquistaste a todos con tu talento. He escuchado que estás de moda- ambos
reímos
-Tonterías… ¿Tú cómo has estado?
-Mejor, aunque aburrido, no soporto
esta rutina, he escrito canciones que sin duda no estarán el “Let it be”- dijo divertido
-Creí que se trataba de lo
contrario.
-Esta vez no. También estoy buscando
una nueva casa, pero nada me convence.
-¿Qué buscas? Quizá yo pueda
conectarte con alguien que te ayude con eso…
-Un lugar amplio con jardines y un
poco de antigüedad
-George, no puedes vivir en la casa
de la Reina- dije riendo y él me siguió. Era raro y agradable estar ahí,
charlando con George como si nada hubiera pasado, sin embargo no podía ignorar
el sentimiento que tenía de estarlo conociendo de nuevo, después de todo
llevaba poco más de dos años alejada de él. Harrison también parecía cómodo y
un poco inseguro en algunas ocasiones, parecía que tenía miedo de arruinar el
momento, pero yo ayudaba haciéndolo sentir en confianza. Nos quedamos ahí
hablando por un par de horas hasta que comenzó a oscurecer y ese tiempo nos
bastó para ponernos al día en cuanto a algunas de nuestras reciente vivencias,
además de recordar otras tantas, juntos.
-Creo que debemos irnos o el velador
nos hará ayudarle- dije bajando las escaleras y él me siguió.
-María… bueno, sólo si tu lo deseas…
podrías ir a la casa, no sé recientemente no tengo muchas visitas y en vista de
que las cosas parecen haber mejorado, creo que reunirnos para comer no sería
mala idea.- George sacaba de sus bolsillos las llaves de su auto.
-Creo que es buena idea George…
-Me alegra que aceptes, Astrid
estará feliz de verte, está de muy buen humor, recién llegamos de Liverpool.
-Oh, sí, supe que estabas allá, pero
no sabía que habías viajado con Astrid
-Sí, visitamos a mis padres y
pasamos unos días en casa.
-¿La llevaste con tus padres?-
pregunté sorprendida
-Sí, ya había ido antes pero obvio
en otra situación…-decía un poco cohibido.
-Ah… sí, tú y ella siguen juntos
¿cierto?- pregunté sintiendo cómo la boca del estómago se me cerraba y algo en
el pecho se sumía creándome una ligera dificultad para respirar. Estaba triste,
triste de saber que George había llevado a Astrid a convivir con su familia y
que ambos hacían cosas juntos, tal y como él y yo lo hacíamos antes. ¿Pero cuál
era el problema? Yo insistí con eso, decidí vivir sin él y renunciar a su
entorno, tenía que aceptarlo.
-Sí, algo hay de eso…-parecía
incómodo y de no ser por mis sentimientos, diría que notó mi mal semblante. -¿Y
tú cómo vas con Barrett?- Sonreí un poco al recordar que lo mío con Syd estaba
perdido, que me había involucrado con otros músicos y me daba vergüenza decirle
que estaba sola como cachorro callejero.
-Se ha terminado pero creo que no lo
tomó muy bien, aunque realmente no teníamos algo formal- dije a regañadientes y
mirando hacia el suelo.
-Vaya, no esperaba eso, parecías
feliz…
-Las apariencias engañan George, ¿no
has oído de eso? Sus amigos de la banda también rompieron relación con él, hace
poco salimos a tomar las fotos de sus banners y pasamos por su apartamento;
pese a que él nos vio pasar no se detuvieron, lo dejamos.- le conté recordando
el momento y me sentía llena de culpa, él tocó mi hombro.
-María, no puedes salvar la vida de
todos y él no quiere salvar la suya. No hagas eso que siempre haces de poner en
duda tu propia bondad, yo mejor que nadie sé qué clase de persona tan dulce y
hermosa eres.- me abrazó para darme calma y pensaba en lo mucho que lo
extrañaba, pero si él estaba con Astrid no debía intervenir, tal vez ya
llegaría alguien para mí, la persona correcta tenía que llegar en el momento
correcto y yo no seguiría buscando.
Ambos nos despedimos y subimos a nuestros autos para
tomar cada cual su respectivo destino: él a su casa donde lo esperaba Astrid
quien amaba a sus gatos y su bigote; yo iría a mi casa, donde ya no estaba
Delilah y ahora estaba vacía. Sin mis amigas, mi prima o Syd...
¡Se viene una escena tan complicada qué bueeeeno! Ya la leerán
Karen: me recordaste a Mía Wallace jajaja.
Sofía: Gracias por tu apoyo hija, sé que siempre lo tendré. Por cierto, estás en lo correcto en cuanto a los de Sofi y los Beatles jaja.
Doris: Pobre de Rick, lo sé, pero esa Delilah con corazón de condominio xD
Pasen un buen sábado :3

awww George y Maria son tan lindos juntos, ya que regresen xd, se mienten demasiad jaja.
ResponderEliminarte amodoro ma, espero el siguiente capitulo n.n
Abro el capítulo y lo primero que veo es la cara de pendejo de George jajajajaja la verdad es que me hizo enojar un poco que se echara y se sintiera cómodo con Astrid arena para gatos. Pero bueno, al menos así el George ya dejó de joder tanto.
ResponderEliminarLuego el cara de orto de Syd con sus llamadas amenazantes que no mame... Él tuvo la culpa de todo eso. Además, él provocó todo lo del trip del reemplazo. Syd, deja de mamar.
Sharon bebé hermosa apareció en el cap :3 eso me gustó mucho y pobre Rick... Otro pendejo jajajajajajaja apuesto a que la pinche Delilah sólo platicó con él porque estaba aburrida 😂😂😂😂😂😂😂😂 pero es muy cute :3
Ayñ... Siento un poco de tensión sexual entre María y bebé Gilmour 7u7 ¿Será? 👀
FRIDAAA!
ResponderEliminarQué tal, hace siglos que no te comentaba, una disculpa después de todo aquí me tienes enbobada. Amo el capítulo tan sólo de haber leído la parte en que ambos G & M se vuelven a encontrar. Ya estoy normal ahora sí, leyendo el anterior comentario que hice me doy cuenta que aunque sea un poco es demasiado para tus neuronas jajaja, no soy Mía Wallace, no es parte de la rutina.
Me asusta Syd, se me hace un psicópata loco que ya no sabe lo que quiere. Debería María verlo y hacerle entrar en razón a Syd, supongo que ella es la única en tranquilizarlo creoooo.
Todavía hay amor en María pero ella, su orgullo y sus decisiones cómo diablos quiere que SEAN LAS COSAS COMO ANTES.
Me pasaré al otro cap.