Abbey Road...#638
Domingo
4 de Mayo de 1969: El día de la boda McCurdy & Jasso, había llegado.
Un
día antes había optado por ir sólo un par de horas a la despedida de soltera de
Montse, pues quería volver temprano a casa para pasar tiempo con mi familia,
haríamos lo de siempre: ver una película en noche del sábado. Era una costumbre
que teníamos en casa; el sábado por la noche veíamos una película y el domingo
nos reuníamos en la habitación de nuestros padres para ver otra, o bien, el
capítulo de alguna serie del momento.
Ese
domingo, sin embargo, fue diferente en ese aspecto. Me levanté a las siete de
la mañana, hora propicia para levantarme a ayudar a mi familia a acomodar sus
maletas y preparar algunos aperitivos apara su viaje en auto hasta Gales, donde
actualmente vivía mi hermano mayor con su familia.
-Te
dejo bastante comida preparada para los días que pases aquí…-decía mi mamá
mostrándome la nevera.
-Quizá
sólo un día más…
-Toma,
esta es una llave para ti.-me entregó mi mamá una copia de las llaves de la
casa, enterneciéndome el detalle floral que pidió que le imprimieran en el
diseño, ya que serían para mí. Siempre sería una “pequeñita” para mi mamá.
-La
guardaré bien.
-Nada
de fiestas-comentó mi padre, mirándome serio y comencé a reír.
-¿Es
en serio?
-Sabes
que sí
-Bien,
lo prometo. Ya son las ocho, se les hará tarde.-Los acompañé hasta el jardín.
-Cuidate
mucho hija, recuerda revisar todo cuando salgas… dejamos el regalo de Montse y
César en la sala, ya está envuelto.
-Sí,
sí y sí. No te preocupes, recuerda que tengo mi casa, podré cuidar esta que amo
más- Ambas reímos –Todo saldrá bien aquí. Más bien conduzcan con cuidado y
disfruten mucho estos días en la tranquila Gales. Saluden a mi hermano de mi
parte y díganle que espero ir pronto a visitarlo.
-Nos
vemos hija, date prisa que la ceremonia empezará a las tres. Debes ir al salón
de belleza y a comprar el regalo ¿Cómo pudiste dejarlo hasta el final?
-No
me puedes regañar cuando tu tiempo límite ya está rayando- dije abriéndole la
puerta del auto.
-María…
-Qué
mamá…-contesté divertida –Nos vemos- sonreímos, y me despedí de ellos, los vi
partir y volví a la casa para desayunar tranquilamente.
Pensaba
en qué cosa podía ser el regalo perfecto de bodas, me entretenía pensando en
cubiertos, vajillas, vasos, copas… nada me convencía; comenzaba a malhumorarme
y pensar cosas absurdas como “¿Por qué no regalar cosas como en los
cumpleaños?” o “No es mi problema que se casen”.
Para
despertarme del abismo absurdo de los obsequios, recibí dos llamadas
importantes: una de mi prima y otra de Montse.
-¿Diga?
-Qué
raro es llamarte a tu antigua casa, da tanta nostalgia…
-Y
eso que no estás aquí, pero dime ¿Está todo bien?
-Sí,
en el trabajo, la galería, tu casa… todo va bien, es sólo que hace un par de
días recibí la visita de George a las oficinas.
-¿George
en las oficinas de la revista?
-Así
es
-¿Por
qué? ¿Le sucedió algo malo?
-No.
Él vino a buscarte
-¿A
mí?
-Vuelve
a hacer esa pregunta después de que afirmo algo y te pego…
-Bueno
dime, ¿Para qué me buscaba?
-Mencionó
algo sobre la búsqueda de su casa…
-¡Ah
sí! Supongo que quería verme para llevarlo a la inmobiliaria de James.
¿Mencionó algo más?
-No,
sólo eso… ¿Por qué George necesita de ti?
-Ni
idea, tal vez porque somos amigos.
-Sí,
seguro es eso- decía Sofía con un poco de sarcasmo
-En
fin, señorita sarcasmo, iré a bañarme que tengo algunas cosas que hacer. Cuida
de todo como hasta ahora, quizá en dos días esté de vuelta. Nos vemos.
-Bye
primita.-
Después
de bañarme y esperar a que mi cabello se secara apropiadamente, me cambié para
salir a buscar el regalo de Montse y Jasso, fue cuando me disponía a salir de
casa que ella misma me llamó.
-María,
es urgente…
-¿Está
todo bien?
-Sí,
es sólo que… bueno, necesito que estés lista antes de las dos de la tarde.
-¿Por
qué?
-¡¿Olvidas
que serás mi fotógrafa?!-En efecto, lo había olvidado, me di un “face palm” y
no delaté mi olvido.
-No,
para nada, es sólo que…
-Como
sea, nos vemos a la una y media en mi casa. ¡Estoy muriendo de nervios!-Decía
con evidente entusiasmo.
-Yo
también- contesté refiriéndome al poco tiempo que tenía para realizar todo lo
que debía hacer.
-Nos
vemos al rato
-Hasta
luego…-Salí casi corriendo de mi casa, tomé el bus y fui hasta el centro. Lo
primero a lo que me avoqué fue en buscar un obsequio, cualquiera que fuera;
debía darme prisa para ir al salón y posteriormente hacer la sesión de fotos de
Montse.
Recorrí
todas las tiendas y al momento nada me convencía.
Rendida
me senté en una de las bancas de la plaza, encendí un cigarrillo, me sentía
fastidiada porque era lo único que sentía cuando estaba bajo estrés; estaba por
terminar mi tabaco cuando una aparición repentina a un lado mío casi me hace
convulsionar del susto.
-¡Vaya
sorpresa!- sentí a alguien sentarse a un lado mío con mucha confianza. Dado a
mis altos niveles de estrés, voltee con toda la furia y a punto de vociferar el
más amargo de los insultos, terminé casi ahogada con mi propio cigarrillo.
-¡Pete!-tosí
fuerte, lancé lejos el cigarrillo y escuchaba las risas estruendosas de un
alegre Pete Townshend. Llevaba el cabello un poco largo y se ondulaba ligeramente,
parecía que aquella tenue barba tenía tres o cuatro días de crecimiento y sus
ojos azules brillaban demasiado.
-Así
tienes la consciencia ¿verdad?- dijo cuando pudo hablar, yo, ya repuesta del
vergonzoso escándalo que me había provocado la tos, lo miraba con el ceño un
poco fruncido, aunque sintiendo vergüenza. Sabía perfectamente que se refería a
un encuentro que tuvimos en días ya lejanos, cuando al “terminar” y esperar a
que se quedara dormido, simplemente me fui para escapar a mi hotel. Esa noche
también había sido acompañada por Delilah, quien logró ligarse al sensual Roger
Daltrey. Ambas habíamos insistido demasiado aquella noche después de su
concierto, en encontrarnos con los chicos y lograr dicho cometido.
-¿Qué
haces aquí?
-Ya
sabía que te cuesta un poco de trabajo la amabilidad ¿pero por qué tan
agresiva?
-Lo
siento Pete, es sólo que estoy bajo estrés. Dos de mis mejores amigos se casan
hoy y no tengo idea de qué regalarles.
-Algo
que puedan recordar por siempre…
-Wow
qué brillante, permíteme anotarlo- contesté sarcástica y él continuó riendo.
-¿Sabes
qué podría disminuir tu estrés?- preguntó acariciando mi rostro y acercándose
peligrosamente hasta mí.
-No
Pete- dije alejándome con cierta dificultad, pues me gustaba mucho.
-Entiendo-
se alejó
-Mira…
lamento lo que pasó aquella ocasión, fue descortés de mi parte irme así a la
mañana siguiente, pero creo que antes de eso logramos una buena amistad ¿No es
así?
-Sí,
creo que sí, como la amistad entre Delilah y Roger que ahora será casi
inexistente…
-Esa
es culpa suya por no decidirse pronto. ¿Dónde está?
-Por
ahí con los demás, se supone que los alcanzaría para comer pero te vi y quise
saludar.
-Bien,
lo agradezco.
-Entonces
somos amigos…
-Sí.
Eres mi amigo y todos los demás también.
-Eso
dolió- dijo riendo
-Estoy
con alguien y soy feliz. Disfruté de tu compañía, aún lo hago y siempre será
así pero de otro modo.
-Como
Roger y Delilah…
-Sí,
como ellos dos. Disculpa si fui yo quien te buscó en un inicio…
-Descuida,
no me lo tomo personal, estas cosas pasan siempre…
-Y
no soy la única
-No-
ambos reímos
-Debo
irme Pete, saluda a los demás de mi parte
-Claro…
Oh y respecto al regalo…
-¿Sí?
-Eres
fotógrafa, tú sabes que es importante la memoria- sonrió, guiñó y se fue, me
quedé un momento procesando la información hasta entenderlo.
Corrí
entonces hasta una tienda de fotografía, compré una cámara y un álbum de fotos,
grande y bonito, pensé que sería un regalo ideal, ya que las fotografías eran
lo que aún nos mantenía unidos como amigos, pues de no conservarlas quizá el
aprecio no sería el mismo.
Salí
sintiéndome tranquila por ese aspecto y lo único que me faltaba era ir al salón
de belleza. Iba distraída pensando en lo bueno que había sido encontrarme a
Pete en ese momento y no vi que alguien salía en ese instante del lugar,
alguien a quien conocía bien y hasta ese momento, noté que extrañaba.
-Lo
siento yo…
-¿María?...
¡María, hija! Qué gusto verte, pequeña- era la mamá de George. De pronto me
sentí eufóricamente feliz, contenta de verla, emocionada por estar frente a
frente y recibir uno de los abrazos más afectuosos.
-Señora
Harrison ¿cómo está usted?
-Muy
bien, afortunadamente mi vida ha estado muy tranquila…
-Como
siempre, por algo George creció siendo tan feliz.
-Pero
no se le quita lo gruñón- ambas reímos –Pero dime ¿qué te trae a Liverpool?
-Vengo
a la boda de Montse
-¿Montse
McCurdy? ¿La ex novia de Paul?- preguntó muy extrañada
-Sí,
esa misma.
-¿Con
quién?
-Con
Jasso, no sé si lo conoce
-Creo
que no o quizás no lo recuerdo
-Típico-
me reí porque no mucha gente recordaba a Jasso.
-Entonces
vienes a maquillarte y todo ese ritual pre-boda
-Así
es, estoy nerviosa porque dejé la elección del regalo para el último momento y
ahora tengo el tiempo encima.
-Nada
malo pasara, siempre has sabido arreglártelas muy bien, jovencita.
-Gracias,
señora, siempre es muy amable- La señora sonreía con ternura y cierta
melancolía.
-María,
no te das una idea de lo mucho que te hemos extrañado en casa, me gustaría
verte más seguido, sé que las cosas no son como antes pero quiero que sepas que
siempre serás bien recibida.
-Lo
entiendo y lamento tantos días de ausencia. Yo también la he extrañado mucho, a
su esposo, a sus hijos…
-Ojalá
incluyeras a George en ese sentimiento- la manera en que la señora Harrison
dijo aquella sencilla oración, me causó una sensación de ternura y tristeza.
–María, sé que lo que pasó ya tiene sus años, no bastantes pero sí los
suficientes para hacer cambiar a mi muchacho, no escuches esto como las buenas
palabras de una madre, pero… creo que somos nosotros quienes aún no asimilamos
que no estén juntos y a decir verdad, nunca he vuelto a ver a George tan feliz
como lo fue contigo… aunque sé que tú estás con alguien más.- Era oficial:
tenía roto el corazón.
-Su
hijo y yo retomamos nuestra amistad, se ha visto un poco interrumpida pero
créame, lo extraño, muchas veces en muchos momentos y si pudiera yo hacer algo
para aliviar la tristeza que usted aún siente, lo haría. George y ustedes son
las personas más increíbles que he conocido y todos los años vividos jamás se
me olvidarán.- nos sonreímos y abracé de nueva cuenta a la madre de George que
había conseguido conmoverme hasta el tuétano.
-Bien
hija, espero verte pronto, no dudes en venir. Cuídate mucho y suerte con esa
boda.
-Gracias,
salude al señor Harrison y al resto de su familia de mi parte.
-Así
será. Adiós María.
-Adiós
señora.-Ella comenzó a caminar y la observé unos instantes alejarse, suspiré
profundamente y de pronto sentía que vivía una mentira de romance, una realidad
alterna que me tenía un poco insatisfecha. Sin embargo continué con lo que
tenía que hacer.
Me
peinaron, me maquillaron y el proceso fue de dos horas, llegaría a tiempo a
casa para alistar mis herramientas de trabajo, mi vestido, zapatillas y una
maleta alterna para poner la ropa que usaría mientras fotografiaba a los
novios. Puse además en mi bolso el retoque del maquillaje y salí con una
sombrilla con rumbo a la casa de Montse.
Toqué
la puerta, me recibió su mamá que se encontraba hecha un puñado de emociones y
su padre se veía más tenso que la Reina Isabel. Subí corriendo las escaleras
para entrar a un cuarto donde Alice y Pam se encontraban ya cambiadas. Ambas me
miraron con extrañeza.
-¿Y
tu vestido?-preguntó Pam
-Bueno
yo… la sesión…
-María…
¿Hasta cuándo creerás en las mentiras de Montse? Recuerda que los novios no se
vena antes de la boda- me comentaba Alice, sacando mi vestido. Cerré los ojos y
casi vomito sangre del coraje, además de tener fuertes deseos por ofender
cruelmente a Montserrat.
-Fue
por una buena causa- de pronto Salió Montse, luciendo su elegante vestido de
novia, luciendo hermosa y radiantemente feliz.
¡Hola!
Después de la boda, las cosas al parecer volverán a tener un giro especial jajaja
Gracias por continuar leyendo esta historia :3 Es muy bonito que aún dejen sus comentarios y todo.
También actualizaré el blog de los Gallagher, así que esté al pendiente.


Dios que bonitos capítulos (no había leído el anterior jajaja) me gusta mucho todo esto de recordar el pasado se me hace muy melancólico
ResponderEliminarTodos queremos que regresen George y Maria yo no se que están esperando jajaja
Bueno hija espero el próximo capítulo :) cuídate mucho ♡
La señora Harrison es un rol de canela que me produce ojos llorosos :( quiero una suegra así *le cae mal a todas* jajajajaja fue muy sad leerla :/ creo que ella tiene el corazón más roto que todos juntos en ésta historia.
ResponderEliminarPete NalgassabrosasTownshend (la fina dama ha hablado) 7u7 que fuerza de voluntad de la María y él me dio mucha ternura. Pinche Delilah está con John cuando pudo haber tenido al ultra sabroso de Roger *inserte emoji de ola* (sorry John bebé yourey not that special).
Jajajaja pinche Montse c mamut xD