Abbey Road... #644
Al
día siguiente me levanté muy temprano, lo primero que hice fue llamar a George
y preguntarle si se llevaría a cabo la rueda de prensa, él dijo que sí, que
sería a las nueve de la mañana. Colgué y me apresuré a bañarme y arreglarme.
Cuando
bajé les comenté a mis padres que no desayunaría con ellos debido a lo que
George y yo planeábamos hacer, ellos se mostraron sorprendidos pero
extrañamente felices al escuchar que estaba trabajando de la mano de George
para conservar en pie nuestras antiguas escuelas. Aproveché para comentarles
que lo más conveniente sería que se presentaran con nosotros en la tarde, pues
favorecía demasiado que hubiera más gente apoyando. Ambos contestaron
positivamente y como mi hermano mayor continuaba ahí, dijo que también iría.
Media
hora antes de salir a la rueda de prensa llamé a mis amigas y les sugerí que
hicieran la misma invitación a sus padres y hermanos para que nos apoyaran,
ellas no dudaron y desde ese instante me aseguraron su asistencia.
Mi
papá me preguntó si había quedado de verme en algún lugar en específico con
George y le dije que sí; habíamos acordado encontrarnos en su casa, pues él
había escrito un texto para que lo leyéramos frente a la prensa. Él nuevamente
se ofreció a llevarme, el resto de mi familia me deseó suerte y salimos en el
amado Coronet de mi padre.
La
mañana estaba soleada y se sentía un clima húmedo, al parecer por la tarde
llovería de nuevo, mi papá iba cantando “No milk today” y parecía feliz por
alguna extraña y desconocida razón. Hacía bastante tiempo que no iba a la casa
de George y las calles y avenidas aledañas lucían mucho mejor que antes, había
más terrenos habitados y al fondo vimos su casa.
Mi
papá se detuvo y me preguntó si debía esperarnos o irse desde ese momento, le
pregunté si no quería bajarse a saludar a los Harrison y aunque lo pensó unos
segundos, sonrió para después bajar del auto y acompañarme a tocar la puerta.
-María,
qué bueno que vienes... Señor Monroe-saludó la mamá de George, bastante
emocionada.
-Señora
Harrison, buenos días, qué gusto volver a saludarla ¿Se encuentra su esposo?-
contestó mi papá muy cortésmente.
-Claro
que sí, está en el comedor. Pasen- la señora nos invitó a entrar y ambos lo
hicimos con un poco de timidez, pues a diferencia de mi madre, mi papá y yo éramos
un poco torpes para socializar.
-¡Raymond!-
Saludó efusivo el padre de George, levantándose de su asiento para ir a saludar
a mi padre.
-Harold-
respondió mi padre y se enfundaron en un abrazo. Nunca había visto a mi padre
saludar de esa manera a alguien que no fuera de su familia.
-María,
qué sorpresa tu visita, pero me alegra mucho verte de nuevo, niña- decía el
padre de George amablemente y haciéndome sentir precisamente eso, como una
niña. Siempre lo hacía.
George
salió de su cuarto vistiendo una camisa casual y unos jeans oscuros recogió un
poco su cabello en una coleta baja y no muy amarrada; al ver a mi padre se
sorprendió, pero no de una mala manera, al contrario, esbozo una sonrisa enorme
y se dirigió a mi padre a grandes pasos mientras terminaba de abotonar la manga
de su camisa.
-¿Y
ese peinado qué significa?- preguntó mi papá molestando a George, éste sonrió
porque ya conocía los comentarios pesados de mi padre, especialmente para los
chicos de cabello largo que se hacían ese tipo de peinados.
-No
quiero que me confundan con María- ambos se rieron
-¿Me
estás diciendo barbuda?- pregunté fingiendo indignación y todos rieron más
fuerte.
-Deberían
acompañarnos a la rueda de prensa, parece que les ha alegrado mucho
verse.-propuso George
-Yo
encantada de ir con ustedes- contestó su mamá
-¿Pero
no les molestamos?- preguntó mi padre
-Señor
Monroe, de ser así no lo habría propuesto... a menos que su hija esté en
desacuerdo- me miró con una sonrisa burlona. Mi papá, el señor Harold y la
señora Louis estaban a la espera de mi respuesta; sonreí y asentí.
Pronto
salimos hacia el auto de mi padre, ellos iban delante de nosotros y antes de
alcanzarlos, George se acercó a mí.
-Te
ves muy bien- me giré y lo miré con extrañeza.
-Gracias...
tú te ves decente, ya era hora- lo molesté y sólo sonrió.
Subimos
al auto. Dejé que el señor Harold fuera adelante con mi papá y atrás íbamos
George, su mamá y yo, en ese orden. La señora Louise al ir sentada en medio de
nosotros, dirigía su mirada de Harrison a mí y viceversa, a veces podía ver
unas ligeras sonrisas.
-Me
gustaría que revisaras el discurso- me pidió George sacando una hoja de su
carpeta de piel. La tomé, saqué mis gafas y comencé a leerlo, de pronto George
comenzó a reírse.
-¿Estás
nervioso de que lea tus locuras?- pregunté sin mirarlo
-No,
había olvidado que eres la típica nerd que usa anteojos- dijo riendo. Lo vi con
fastidio y él rió más fuerte, su mamá sonrió un poco y después le dio un ligero
manotazo.
-¡George!
-No
se preocupe señora, sé muy bien que su hijo es un tonto- contesté y continué
leyendo aunque por dentro estaba muriendo de risa.
El
discurso de Harrison era motivador, cautivador y muy convincente, hice unos
pequeños arreglos a la redacción marcando las pausas de tal manera que ayudaran
a que el mensaje causara mayor impacto, aunque ayudaba en mucho que se tratara
de un Beatle quien hiciera la petición.
-Creo
que sería bueno que dividieras lo que leerá cada quien- dijo al revisarlo.
-Pensé
que sólo te acompañaría...
-No
te pases...-me miró con fastidio y yo puse los ojos en blanco.
-Bueno
yo tenía pensado dar la información sobre puntos de reunión, pedir calma y
otros aspectos para que la gente no pierda la cabeza.
-Sabes...
creo que si la gente nos ve ahí, juntos, dando un discurso en comunión, el
mensaje sería más poderoso.
-¿En
qué sentido?
-No
sólo irán medios informativos, también de entretenimiento, ya sabes... saben
sobre nuestro vínculo y posiblemente vernos en una pacífica y amistosa
relación, podamos motivar más a las personas.
-Me
asombras George- dije bromista y las tres personas que íbamos atrás reímos.
Pronto
llegamos a las instalaciones de uno de los medios locales, nos dieron
acreditación de entrada al lugar y un tarjetón de estacionamiento, nos
condujeron hasta el cuarto donde se haría la transmisión en vivo y esperamos
sólo hasta que fuera la hora. Había muchísimos reporteros y camarógrafos ahí
reunidos, todos nos miraban con curiosidad.
La
mamá de George me ayudaba con mi peinado, me había dicho que había hecho una
buena elección con mi atuendo, pues opté por un vestido liso, corto con manga
¾, con un estampado folklórico en negro en la parte del busto; en la cintura se
hacía un doblez que distinguía la parte de la falda del vestido, que era color
verde olivo. Calcé unos botines negros y peiné mi cabello en un moño (chongo)
bajo “despeinado”, teniendo unas hebras de cabello sueltas al frente.
-Tu
bolso también es ideal- decía la mamá de George, fascinada mientras me arreglaba
un poco el cabello. Mi bolso era de ante con flecos “boho” y en color
chocolate.
-Gracias
señora, mi mamá siempre me asesora cuando tiene la oportunidad- contesté.
-Tu
madre siempre me ha parecido la mujer más elegante que he conocido. Viste muy bien-
Sonreí ante el halago que Louise había hecho a mi madre.
-Muchas
gracias, yo también se lo he dicho.
-Por
cierto, ¿Cómo se encuentra Catriona? Hace años que no la veo...
-Ella
está muy bien, cada vez más sabia y hermosa. Recientemente más tranquila con la
vida, me alegra mucho ver a mi madre así.
-Por
cierto...-intervino George, acercándose al atril junto a nosotras, acomodando
las hojas del discurso sobre éste. -¿Cómo se apellida tu madre? Nunca lo supe.
-Ni
lo sabrás- contesté cortante para después reírme. Los directores de la empresa
entraron para indicar que el enlace comenzaría en cuestión de minutos; nosotros
dos nos quedamos ahí, acomodando nuestra ropa, peinado y preparando un poco la
voz. Nuestros padres se mezclaron entre los periodistas.
-Pataky-
dije de la nada y él me miró de inmediato sin entender. –Se apellida Pataky.-
Lo miré sonriente –Catriona Pataky- sonreí y miré hacia enfrente.
-¿Entonces
tú eres...?- preguntó sonriente pero pronto entró el titular del informativo
matutino, quien nos presentaría. Nos saludó amablemente y nos felicitó en voz
baja por el interés e iniciativa por el conflicto de las escuelas. Digo en voz
baja, porque todo periodista debería mostrarse imparcial.
La
hora llegó, el enlace comenzó y después de una presentación halagüeña, nosotros
tomamos la palabra; saludamos al mismo tiempo y George me hizo hablar al
inicio. Hablé sobre el motivo de nuestro comunicado y hablé a grandes rasgos
sobre el problema; George comenzó con su discurso para pedir el apoyo y
asistencia de la audiencia, discurso que se transmitía no sólo por televisión,
sino también por radio, y terminaría en medios impresos.
Harrison
supo llevar correctamente su discurso, en las pausas, el ritmo, el volumen de
voz, el tono, el lenguaje corporal, las expresiones faciales y los énfasis. Me
sorprendió ver a George hablar con tanta determinación, con tanta seguridad e
individualidad. Todos los presentes ahí reunidos se contagiaron tanto de la
euforia de George que comenzaron a aplaudir cuando éste terminó; al finalizar
di los detalles sobre información, peticiones y advertencias, el presentador
volvió para continuar con la programación habitual y el enlace terminó.
George
y yo nos relajamos y respiramos hondo al fin, todos nos desearon suerte y
nuestros padres se acercaron para felicitarnos y darnos un poco más de apoyo
moral. Pronto salimos de las
instalaciones.
-Creo
que tantos nervios me han provocado hambre- dijo George
-Tú
siempre tienes hambre- contesté
-Creo
que no hemos desayunado- comentó mi padre
-Bueno,
a estas horas ya sería algo así como un almuerzo- propongo que vayamos a un
sitio discreto y nada ostentoso- decía el padre de George mirando a su hijo –a
almorzar. ¿Qué les parece?
-Excelente
idea, Harold- aplaudió mi padre. Volvimos al auto y buscamos un restaurante por
la zona. George recordó que tenía un conocido que tenía un restaurante con
aspecto muy normal y agradable a donde podíamos ir.
Al
llegar notamos que no había gente, recién abría, pedimos un lugar discreto y
nos cedieron uno; pronto pedimos nuestra orden y mientras esperábamos platicamos
un poco de todo. Los platillos llegaron, comimos, bromeábamos y me daba gusto
ver a mi padre tan alegre y cómodo con alguien, ya que normalmente no solían
simpatizarle las personas en general, pero algo tenían los Harrison que le
hacían sentirse en plena confianza.
Cuando
terminamos de almorzar y hacíamos la sobre mesa, recordé que no había llamado a
David, así que pedí prestado el teléfono del lugar.
-¿Diga?
-Dave
hola, ¿Cómo estás?
-Bien...
por cierto, acabo de verte en televisión- dijo un poco divertido.
-¿En
verdad lo viste? ¿Qué te pareció?
-Interesante.
No sabía que estarías con Harrison...
-Resulta
que su antigua escuela también le pidió apoyo.
-Ah...
¿Y sólo estarán ustedes dos?- percibí un poco de celos, aunque él no lo
externaría directamente, pues no le gustaban esas “escenas”.
-No,
creo que los demás Beatles estarán ahí al atardecer. Mis amigas de Liverpool
también estarán ahí conmigo. ¿Por qué?
-Oh...
sólo era curiosidad
-¿De
verdad?
-Sí,
de verdad ¿Cuándo te veré?
-No
lo sé, si esto se resuelve hoy mismo, mañana por la tarde ya estaré de nuevo en
Londres.
-¿Y
si no?- preguntaba aún con un poco de recelo.
-Hasta
el domingo volveré.
-Entiendo.
Nosotros saldremos de gira en una semana y me encantaría verte antes de partir,
ojalá mañana mismo vuelvas. Pensaba en proponerle a Roger que volvieras a ser
nuestra fotógrafa de gira y así pasar más tiempo juntos.- Yo no me sentía muy
segura de querer salir de nuevo de gira, extrañaba un poco la convivencia con
mis amigas y quería pasar más tiempo con los Beatles, sin embargo tenía claro
que tampoco debía descuidar mi relación.
-Ojalá
Roger acceda, sabes que con eso es un poco especial.
-Vaya
que sí. Bueno, debo irme, en verdad quiero que vuelvas pronto...
-Así
será Dave- dije entre risas –Nos vemos...
-Adiós.
Te amo...
-Y
yo a ti, David- contesté melosa, aunque sintiéndome aún un poco extraña por los
celos que antes no le había visto expresar.
Volví
a la mesa y noté que Harrison me miraba de una manera peculiar, como antes,
cuando especulaba cosas.
-¿Problemas
en casa?- preguntó George, refiriéndose a David.
-¿Pasa
algo, hija?- preguntó mi padre preocupado, yo miré irritada a George.
-Nada,
no pasa nada papá, no deberías hacerle caso a este payaso- George volvió a
reírse.
-¿Entonces?
-Sólo
son algunos pendientes, nada del otro mundo... en fin. Saldré a fumar en lo que
ustedes continúan con su plática.
-Voy
contigo- se levantó en seguida George.
Ambos
salimos y caminamos hacia el limpio, tranquilo y casi oculto callejón del lado
del restaurante, lugar donde mi padre había estacionado el auto; ahí nos
recargamos en la parte trasera y le invité un cigarrillo y encendí ambos, nos
quedamos unos instantes en silencio.
-Tenías
razón sobre lo que habías mencionado respecto a las “explicaciones”-dije sin
mirarlo.
-¿Hablas
de David?- preguntó
-¿De
quién más?
-¿Se
molestó?
-No,
pude percibir un poco de celos...
-¿Y
eso no lo hace enfadar?
-No
todos tienen esa curiosa cualidad de explotar cuando se ponen celosos, tal y
como tú George.- él sonrió un poco avergonzado.
-¿Y
tú qué piensas?
-Me
gusta ser tu amiga George, nos conocimos hace mucho tiempo.
-Sí,
pienso lo mismo...
-Sabes
jamás creí que a estas alturas de la vida estaríamos así, ahora entiendo lo que
decía Montse.
-Explícame...
-Creía
que todos estaríamos juntos por siempre... o algo así.
-¿Todos?
-Sí.
John, Paul y Ringo junto con Alice, Montse y Pam, respectivamente. Todo parecía
muy sólido... Y normalmente viajábamos juntos.
-Pero
no- contestó sin mirarme.
-No.
Y no es que me molesten las nuevas relaciones de los chicos, estoy muy feliz
con eso y con las relaciones de mis amigas, pero... entiendes lo drástica que
es la realidad cuando te toca ¿no?.
-Sí...
-últimamente
pienso en eso y recuerdo aquellos años. Desde que nos reencontramos en su
primera visita a los Estados Unidos, cuando grabaron A Hard Day’s Night,
Help... tú y yo éramos tan ingenuos, aunque claro, yo permanecí por más tiempo inocente,
que tú.-dije riendo –La gente apostaba mucho por nosotros... y yo también, pese
a tus constantes estupideces- reí en serio ahora sí y él también.
-Y
todo para nada... seguramente piensas eso, debes sentirte arrepentida por eso,
por los años que te dedicaste a nuestra relación y como lo eché a perder en más
de una ocasión. Hasta que te decidiste a patearme el culo y echarme de tu vida.
-Era
justo y necesario...
-Estoy
de acuerdo...
-Pero
estás en un error... no me arrepiento George. No me arrepiento de nada-
contesté y tiré la colilla del cigarrillo, el me miró de inmediato.
-¿Qué
quieres decir con eso?
-Pues...-nuestros
padres llegaron al auto y nos interrumpieron, George y yo nos miramos y sólo le
sonreí.
-Gracias
por cuidar el carro ¿lo lavaron?- hizo una broma mi padre, dando a entender que
éramos “franeleros”.
-“Ahí
pa’ la otra Don”-contesté y subimos al auto. Llevamos a los Harrison hasta su
casa y George y yo acordamos llegar a las cinco en punto a la “Quarry Bank”, la
secundaria de los Beatles.
Mi
padre condujo hasta la casa y en el trayecto sugirió que invitara a mi mamá y
mis hermanos, pues mientras más gente, mejor.
Creo que ahora que sé que se acerca el final, me rehúso a escribir, es decir, sé lo que debo redactar para llegar al final pero siempre me detiene una u otra cosa, ya sea por cansancio o trabajo o sólo desidia jajaja. Es raro ese sentimiento.
Aquí este capítulo que espero que disfruten mucho, en el siguiente habrá nuevamente flashbacks ;)
Por cierto, actualizaré el blog de los Gallagher.


oyee noooo!!!! a mi no me dejes con esa platica a medias!!!! quiero saber que le iba a decir María a George!!!! jajajajajaja
ResponderEliminarAmé la parte de los franeleros xD
ya quiero leer el capítulo de la quarry bank, aunque será incomodo el encuentro de todos pero será interesante leerlo :)
y te entiendo, entiendo perfecto tu etapa de dejar de escribir jajajaja se siente feo y te va a quedar un vacío existencial durante un tiempo xD y más tratándose de este fic <3
nos leemos luego hija :) ia me voa leer el otro jajaja
AAAAAAMMMMBRRRRROOOON que pláticas tan serias y maduras de éstos 2 que se me hace irreal. Me imaginé que Don periquitosvictim iba a sentir un poco de celos... Yo también si viera en la tele aquello dudaría un poco.
ResponderEliminarSuena muy bonito pero siento algo "off" por parte de el... Tal vez porque nunca dejará de ser un broken ass para mi jajajaja.
Pd. Me encantó el vestido de la María </3