Abbey Road... #656
Cuando
se nos informó que los padres de Ringo y Kate, el propio Ringo y los Beatles ya
habían salido con rumbo al gran complejo donde se llevaría a cabo toda la
ceremonia, bajamos.
En
la sala nos esperaba la mamá de Kate quien nos informó que viajaría con
nosotras y Astrid, quien conduciría el auto donde viajaríamos también, con la
mamá de Ringo; pues como se había mencionado, el padre de Ringo y el padre de
Kate, viajaban con los Beatles.
Subimos
así, siete mujeres en una vagoneta “Rambler american” del ’69 en color perla
con un toldo en un golden muy tenue. Llevaba un gran ramo de flores en
naturaleza muerta en el cofre para darle un estilo vintage y en la puerta de la
cajuela habían pegado tres girasoles grandes sin tallo.
Como
los asientos eran grandes, las madres de los prometidos viajaban a un lado de
Astrid, Kate iba sola en el asiento central y las demás íbamos en el asiento
trasero; sólo iban abajo las ventanilla del piloto y copiloto para no despeinar
a la novia, quien lucía preciosa en su vestido: el torso era de encaje en transparencias,
con un cuello que abría hasta las clavículas y las mangas eran semi largas con final acampanado; la parte de
la falda eran telas delicadas que también lucían tenues transparencias y tenía
una discreta apertura en la pierna izquierda, porque Kate no podía evitar la
sensualidad.
Y
como nosotras, no podíamos dejar de ser nosotras, le invitamos un cigarrillo a
Kate para que entretuviera a sus nervios, mientras que la mamá de Ringo sacó
una pequeña botella de vino de su bolso, haciéndonos reír a todas; la pequeña
botella roló aquella amplia vagoneta dando oportunidad de dos tragos a cada
quien, compartimos ese cigarrillo y posteriormente ayudamos a la novia a lavar
sus dientes dentro del auto en movimiento, sacando la cabeza para escupir el
agua. Todo estaba siendo realmente divertido desde ya.
Retocamos
nuestro maquillaje, el de Kate, quien debía lucir perfecta y la bañamos en
perfume deshaciéndonos pronto del olor a tabaco. Las madres de los novios
contaban sus anécdotas de boda y todas suspirábamos, pues teniendo tantas
propuestas de matrimonio en puerta, nos daba mucho en qué pensar. Todas ahí
sabíamos que ese día sería inolvidable, figuraría entre una de las memorias más
importantes de nuestras vidas; por lo cual, mientras avanzábamos en aquel
camino que ofrecía el más hermoso de los paisajes y con “Kathy’s song” de Simon
& Garfunkel de fondo, nos dirigíamos a toda prisa hasta la gran “Chatsworth
House” en Derbyshire, sí, aquel palacio que tanto se le adjudicaba al ficticio
“Pemberly” de Jane Austen.
Estando
unos metros cerca de la gran mansión, una hermosa vista nos recibía, se le
podía ver asomándose entre el verde dominante, además, cerca del lugar, había
una reserva de ciervos, a los cuales se les podía ver corriendo libremente por
la maleza aledaña.
Entramos
al gran lugar, viendo esos hermosos jardines y la impresionante fuente que
hacía punto central entre toda la vegetación. En el estacionamiento había ya
bastantes autos.
Dimos
la vuelta para entrar por uno de los costados y Astrid nos dejó lo más cerca
posible de la puerta; la mamá de Ringo y la de Kate se acompañaron al gran
vestíbulo para recibir junto con Jean a los invitados, a quienes les indicaban dónde
se llevaría a cabo la ceremonia de unión.
-Bien
chicas- dijo Kate mientras caminábamos por los grandes salones de aquel
asombroso y mágico lugar. –Ha llegado el momento- se detuvo frente a nosotras,
nos sonrió y nos abrazó fuerte y nosotras a ella, sentía que en cualquier
momento comenzaría llorar y daría inició a un maratón de llanto colectivo
interminable, por lo que decidí contenerme todo lo que fuera posible.
-Oye,
entraremos del brazo de los chicos ¿verdad?- preguntó Sofía cuando volvimos a
caminar.
-Sí,
las damas de honor deben entrar con sus respectivas parejas...
-¡¿Qué?!
¿Por qué no me dijiste nada? Sabes que David no podrá estar aquí, seré el
hazmerreír de la ceremonia llegando tomada de la nada...-contesté histérica.
-No
te preocupes, ya lo solucionaremos- decía Kate un poco preocupada.
-Eso
espero- contesté sintiéndome un poco mal por estar sola ahí.
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-Hey
Ringo ¿cómo demonios hiciste para conseguir este lugar? Estarás endeudado de
por vida ¿sabías?- le comentaba a manera de burla a Ringo, quien estaba listo
para acomodarse en su sitio y esperar la entrada de Kate. Los chicos y yo
veíamos a los invitados tomar sus asientos y había bastantes caras conocidas.
Yo esperaba, con cierto pesar, la llegada de dos de ellos.
-George,
amigo, a veces parece que se te olvida la magia de la palabra “Beatle”. Sí,
tuve que pagar, pero no demasiado, esta es una manera de hacer promoción al
lugar así que tendré que ofrecer detalles sobre el servicio y esas cosas en
cuanto pase este día- me contaba Ringo con un poco de fastidio, pero sabía que
había valido la pena, él quería complacer a Kate en todo y si eso significaba
llevar a cabo su boda en el palacio soñado de su chica, una ferviente fan de
Austen, él lo haría... ¿Y quién no?. ¿Quién no haría hasta lo imposible por ver
sonreír al amor de su vida?.
John
y Paul acomodaban sus sacos, los cuales eran del mismo color, tal y como el
mío; usábamos trajes en color “leonado” bajo y camisas de color hueso, como la
de Ringo, los cuatro no usamos corbata, pero sí el típico pañuelo en el
bolsillo frontal del saco. Los zapatos eran negros en una tela tipo costal y
eran entre oscuros... o un gris fuerte, jamás supe cómo describirlos. John y yo
atamos nuestro cabello largo en un moño (chongo) no muy alto e incluso le dimos
forma a nuestras barbas.
El
traje de Ringo era de un gris claro, su camisa era blanca, estaba desabotonada
hasta el segundo botón; llevaba una extraña pero estética flor en el bolsillo
frontal de su saco y sus zapatos... bah, da igual.
La
ceremonia estaba por comenzar, la madre de Ringo y la de Kate se sentaron
juntas, mientras que el Padre de Ringo permanecía cerca de él.
Cuando
la mayoría de los lugares estuvieron ocupados, se dio aviso y cada quien tomó
su lugar.
-Hey
Ringo, debemos entrar de la mano de las chicas ¿verdad?-preguntó Paul.
-Así
es, cada quien entra con su cada cual...
-Wow,
wow, espera... ¿por qué no se me notificó? ¿Entonces yo a qué demonios vine? ¿A
hacer el...?
-Ahí
viene las chicas- me interrumpió John y al voltear hacia una de las puertas que
daban al pasillo externo, pudimos verlas, ellas lucían totalmente hermosas.
Sentí
un fuerte palpitar al saber que irremediablemente tenía que ver a María y
después de lo que se me había comentado, tenía que verla entrar con David...
Justo lo que esperaba.
-Vaya,
lucen increíblemente bien ¿no creen?- decía Paul sin dejar de mirarlas, yo tuve
que verlas porque ya estaban cerca y justo detrás de Delilah y Sofía, caminaba
María. Un poco distraída al parecer, observando por las grandes ventanas hacia
el exterior, dejando que el sol que entraba por ellas, iluminara su totalidad
haciéndome enmudecer: era la mujer más hermosa que sin duda había visto hasta
entonces.
Llevaba
su vestido hippie y su flor en el cabello, su piel dorada lanzaba un destello
lleno de vida y beldad, sus ojos, cubiertos por esas enormes y rizadas pestañas
iluminaban la mirada más encantadora de todo Derbyshire y su completa figura
opacó la majestuosidad del mismo palacio. Parecía la novia. Pero el pensarlo
sólo llevó hasta mi mente el pensamiento que intentaba evitar y quizá el saber
de su compromiso, me hacía percibirla como tal.
Ellas
se acercaron y sonrieron halagadas por nuestras miradas patidifusas ante su
belleza femenina que no era menos impactante de cerca. Y yo no podía dejar de
ver a María.
-Chicos
¿están listos?, vayan a la puerta y fórmense, esto ya está por iniciar- nos
indicaba Ringo.
-Yo
tengo un problema- dijo María con un aspecto entre preocupado e irritado.
-¿Qué
problema?
-¿Por
qué no se me dijo que nosotras debíamos entrar de la mano de...?
-Ah
eso, mira lo siento, de último momento se le ocurrió eso a Kate y...
-¡Estoy
sola!- alzó la voz y yo me sentí irritado al escucharle decir eso porque...
ella sentía una enorme desesperación al no entrar con David; sentía que estaba
sola, que nadie más podía ocupar ese lugar aun sabiendo que yo también estaba
solo.
-¿Qué
hay de tu novio?-pregunté un poco molesto pero también confundido, hasta ese
momento me percaté de que David no estaba.
-Él
no vendrá, tocará para la BBC- contestó molesta y un poco confundida con mi gesto
irritado.
-Chicos...-
Ringo estaba por involucrarse, pero su padre lo interrumpió.
-Oye,
Richard, tienes que volver, después pueden platicar sólo estamos perdiendo más
tiempo.
-Pero...
-Lo
siento- Su padre casi lo arrastró hasta el “altar” y nosotros nos quedamos
mudos. María bajó el rostro pensando en el último de los recursos: no entrar en
la marcha nupcial.
-¿Estás
loca?- preguntó Delilah bastante molesta mientras caminábamos hacia la puerta
donde se supone que debíamos entrar.
-Vamos,
nadie lo sabe así que nadie lo notará, no hagamos perder más
tiempo...-comentaba ella queriendo parecer tranquila con la idea. Se rezagó un
poco y yo la observaba de reojo mientras nos acomodábamos en la puerta... en
ese momento, al verla sola, desanimada y tan hermosa, no tuve cabeza para otra
cosa más que para salir a su rescate, aunque supiera muy bien que ella no me
necesitaba; así, en lo que los demás se formaban para entrar, caminé hasta
María, la tomé de la mano y ella me dirigió una mirada bastante confundida.
-Ambos
estamos solos y somos amigos de los novios... no deberíamos perdernos esto-
ella se quedó un momento inmóvil, pero después esbozó una sonrisa que devolvió
la luz a su mirada y no pude no sonreírle de vuelta.
-Gracias-
contestó emocionada. Nos formamos hasta atrás de los demás quienes sonreían
mientras nos veían tomar nuestros lugares, y yo pensaba en lo distante que
sentía a María pese a que ella no tuviera ningún mal gesto conmigo, era
simplemente el hecho de verla actuar como si nada pasara y me frustraba pensar
que después de tantos años juntos, como pareja o sólo amigos, a ella no le
importara tanto.
-¡Qué
brillante solución!- gritó Kate mientras se acercaba junto con su padre, para
situarse detrás de nosotros. Ella nos sonreía ampliamente sin saber que por
dentro me moría, mientras que María quizá sólo estaba aliviada por no estar
sola.
Los
chicos y yo dedicamos unos segundos a Kate, la observamos detenidamente y creo
que en ese momento, todos quisimos casarnos con ella, pues lucía maravillosamente
encantadora, tan guapa y elegante como siempre, además claro, muy sensual. Los
tres sonreímos para apartar pronto nuestras miradas estúpidas de ella. Se nos
dio una última indicación y en cuestión de segundos, las puertas se abrirían y
entraríamos para iniciar con la ceremonia.
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Tres
de la tarde en punto, las enormes puertas de hermosa madera se abrían para
darnos una asombrosa sorpresa: la vista de un enorme y mágico invernadero,
cuyas paredes y techo eran totalmente de cristal y una herrería blanca tan
digna de la época en que fue construida la mansión.
Todo
estaba listo, había dado inicio la ceremonia.
Los
invitados se pusieron de pie y miraron en nuestra dirección, los primeros en la
fila eran Paul y Sofía, quienes comenzaron su andar un poco nerviosos; John y
Delilah eran los siguientes y después, obviamente, George y yo.
Mientras
caminábamos veíamos a los invitados, había muchísimas caras conocidas, pero no
era sólo eso lo que llamaba mi atención, sino el precioso lugar, ¿quién
imaginaría que dentro de ese enorme lugar había un invernadero? Tan antiguo y
hermoso. No sólo por sí mismo, la decoración había ayudado demasiado, pues
colgaron en distintos puntos, figuras de cristal cortado, los cuales al ser
reflejados con la luz solar creaban no sólo destellos, sino tenues efectos
arcoíris.
Las
sillas eran de herrería delicada, pintadas de blanco y con grecas victorianas,
tenían además, listones atados en los costados, listones transparentes. Habían
ubicado las sillas y el “altar” en el centro de uno de los principales domos
del invernadero, donde las flores estaban más bonitas cuidadas y vivas.
En
las primeras hileras estaban sentados los familiares cercanos de la pareja,
también estaban sus amigos más allegados, como Klaus, Jürgen y Astrid; Twiggy, Jean
y Sharon. Neil Aspinall y Mal Evans también estaban ahí con sus respectivas
parejas, y sin faltar, George Martin con su esposa, quienes al igual que el
resto de los invitados, se giraron para vernos y mientras lo hacían, pude notar
una expresión nostálgica en el rostro de Martin, pues esta boda a comparación
de las anteriores, parecía tener otro significado, ser más grande, como un
nuevo comienzo. Y se sentía orgulloso de nosotros, por vernos más grandes,
cambiados y tal vez un poco más conscientes pese a los desánimos que de vez en
cuando le causaban las discusiones entre John y Paul. Y mientras pensaba en eso
no pude evitar recordar a Brian, nuestro querido Mr. Esptain, quien de estar
ahí, sería el primero en querer que todo saliera a la perfección, montando una
guardia junto con Delilah seguramente para encargarse de ello; estaría
emocionado de ver a Ringo darse una segunda oportunidad, quizá de ver a todos
nuevamente enamorados... y lo extrañé, sintiendo ese palpitar fuerte en el
pecho que surge de un deseo casi desesperante por volver a ver a alguien amado.
Pero
no sólo fue Brian quien vino a mi mente, también Stuart, mi adorado Stu; lo
visualicé como siempre y de la única manera en que podía hacerlo: a sus 21
años, llevando su estilo Bohemio vistiendo ropa oscura, usando sus gafas de
pasta y estando siempre a un lado de Astrid, como lo hacía fielmente. Stu en
lugar de Gibson, la actual pareja de la alemana. Lo imaginé también burlándose
de Lennon al llevar la marcha nupcial, estando feliz por Ringo y llevando uno
de los regalos más selectos para la pareja porque así era él.
Pronto
la melodía de la guitarra acústica que sonaba de fondo se hizo acompañar por
una dulce voz, justo en el instante en que Kate anonadaba a todos con su
belleza, caminando del brazo de su padre mientras Donovan cantaba “To sing for
you”, quien a su vez observaba a Delilah y a Lennon con cierto pesar, pues él
siempre estuvo enamorado de la pelirroja.
Se
escuchaban las expresiones de asombro y ternura de los invitados al ver a Kate
tan sonriente y orgullosa de su andar, junto a su padre.
Cuando
llegamos hasta el frente los chicos se acomodaron cerca de Ringo y nosotras en
el sitio donde estaría Kate, quien al llegar fue “entregada” por su padre quien
dejó caer un par de lágrimas al mirar a su hija, ahora tomada de las manos de
Ringo y, éste al verla, quedó boquiabierto, no podía dejar de mirarla y más
allá de sonreír, sus pupilas crecieron como aceitunas al asombrarse de la
beldad de su novia.
Ambos
estaban ya de frente al altar que no era otra cosa más que el centro del domo
que era iluminado por la luz solar y los cristales cortados, donde había un
atril y un aro grande que colgaba del techo con flores y listones; la canción
terminó, Donovan tomó su asiento al igual que los invitados, para dar comienzo
a la ceremonia que fue poco común, pues en lugar de llevar una misa o sermón
religioso, Ringo tenía un as bajo la manga llamado Allen Gingsberg. El poeta
fungiría como “pastor” de la unión, quien se autoproclamó “portavoz de las
virtudes poéticas en nombre del amor” por la ocasión especial.
Kate
estaba sorprendida, como todos los demás, al parecer Allen aceptó gracias a la
invitación e insistencia de Bob Dylan, por petición de Ringo y, como Allen
estaba encantado con ese ambiente, hizo una considerable aportación a la boda
aceptando llevar el sermón, declamando uno de sus poemas:
“Canción”
El peso de este mundo
es el amor.
Debajo de la carga de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
es el amor.
Debajo de la carga de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que cargamos
el peso que cargamos
es amor.
¿Quién podría negarlo?
Toca al cuerpo en los sueños,
crea milagros en el pensamiento,
en la imaginación padece
hasta que logra concretarse en otro cuerpo
–y mira desde el corazón
ardiente en su pureza–
porque la carga de la vida
es el amor; sin embargo llevamos la carga con fatiga,
por eso es que debemos descansar finalmente
en brazos del amor,
descansar en los brazos del amor.
Toca al cuerpo en los sueños,
crea milagros en el pensamiento,
en la imaginación padece
hasta que logra concretarse en otro cuerpo
–y mira desde el corazón
ardiente en su pureza–
porque la carga de la vida
es el amor; sin embargo llevamos la carga con fatiga,
por eso es que debemos descansar finalmente
en brazos del amor,
descansar en los brazos del amor.
Sin amor no hay descanso,
no se duerme sin sueños
de amor– Y aunque estés loco, obsesionado
con ángeles o máquinas,
el deseo final es el amor.
no se duerme sin sueños
de amor– Y aunque estés loco, obsesionado
con ángeles o máquinas,
el deseo final es el amor.
–Nunca es amargo,
y no sabe negarse,
no sabe contenerse aunque lo nieguen
y no sabe negarse,
no sabe contenerse aunque lo nieguen
es demasiado el peso.
–Y da sin esperar a cambio nada,
así como la idea nos es dada en soledad
en toda la excelencia de su exceso.
así como la idea nos es dada en soledad
en toda la excelencia de su exceso.
Los cuerpos tibios brillan juntos en lo
oscuro,
la mano busca el centro de la carne,
la piel tiembla feliz
y el alma llega alegre al ojo–
la mano busca el centro de la carne,
la piel tiembla feliz
y el alma llega alegre al ojo–
Sí, sí, esto es lo que quería,
es lo que siempre quise,
volver
al cuerpo
en que nací.
es lo que siempre quise,
volver
al cuerpo
en que nací.
Al
terminar, sonrió a los novios y todos aplaudimos.
-Me
siento extraño fungiendo como pastor o “sermonista” si es que me valen la
expresión, no quisiera que se me viese con respeto divino, sólo soy un feo
barbado que ha ofrecido unas palabras de amor y reflexión un tanto filosófica,
porque no sé hacerlo de otra manera, a un par de personas que hoy nos honran
con la invitación de presenciar su unión. Ahora, queridos amigos, me permito la
pertinencia del silencio para que procedamos a escuchar sus bonitas palabras de amor.- todos reímos y
aplaudimos como si se tuviera que hacer, pero era como una puesta en escena de
romance.
Kate
fue la primera en tomar la palabra, respirando hondo, exhalando despacio y
mirando a Ringo directamente a los ojos, esos ojos que tanto amaba.
-Amado,
muy amado Ringo... porque no eres Richard, lo serás para tu madre y tu familia,
quizás para tu pasado, pero para mí siempre has sido Ringo y siempre has sido
tú.- comenzó sonriente –Confieso que he empezado de ese modo porque las
palabras se me olvidan- dijo sonrojada y riendo junto con nosotros.
-Me
gusta que improvises- respondió Ringo bastante conmovido.
-Para
mí es casi delirante estar hoy frente a ti en este sitio y en esta situación,
porque como dije, siempre has sido tú, a diferencia de que antes eras una
ilusión, una fantasía adolescente que creció junto conmigo para sorprenderme
años después en esta boda contigo. En algo real. Así que... si hay palabras que
deban ser expresadas en este día son gracias: por permitirme amarte como lo
hago y por corresponder plenamente a mi cariño; y en lo demás: te amo. Porque
eres amor y bondad y no existe nadie que me inspire a tanto como tú.-Kate
liberó a esas insistentes lágrimas que desde horas antes cosquilleaban en sus
parpados, sus mejillas les dieron una delicada caída y Ringo aceptó la sortija.
Ahora era su turno.
-Kate...
qué podría decirte que no se haya dicho ya, me has robado incluso muchas
palabras-dijo sonriente –Sin embargo es justo hacerte saber que eres fortuna,
tesoro en mis manos. Me devolviste el color, la vida y las esperanzas ¿Cómo es
que alguien tan hermosa y compasiva puede casarse con alguien como yo? Amada
Kate, te quiero desde el nombre hasta el alma, desde tus manos hasta esos
dientes que te causan disgustos en ocasiones; te quiero porque eres tú y no
pido que seas de otra manera. Gracias, por aceptar ser mi esposa y prometo
hacer lo posible por permanecer siempre así: enamorados y felices. Te amo.-
Ringo acomodó el anillo en la mano de Kate, ambos sonrieron y Allen los incitó
a besarse haciendo un gesto cómico... Y sí, se besaron, lenta y
apasionadamente, provocándonos el más profundo de los suspiros y él más
romántico de los llantos.
Pronto
caminamos hacia las puertas que nos llevarían al exterior, al gran patio donde
se daría la fiesta y antes de llegar todos a la salida, las puertas se abrieron
y nos sorprendió un coro góspel, que terminaría cantando una versión Soul de
“Can’t take my eyes of you” en las magistrales voces de Nina Simone y Etta
James.
¡Y una eternidad despuéeeees...!
Al fin ha sucedido, aquí la gran boda de Kate, para la cual me lleve un chingo de pinche choro hasta llegar a este asunto. Pensaba dividir el capítulo pero pensé que sería un insulto hacerlas esperar más y podía resultar un fastidio.
¿Les gustó? me esmeré jajaja espero que haya sido al menos la mitad de los que esperaban.
Estoy emocionada y casi tiemblo de pensarlo, ahora más por escribirlo: cada vez estoy más cerca del final. Me encantaría tenerlo para éste viernes, pero sé que por una u otra cosa, quizá no me será posible y eso me romperá un poco el corazón, pues quería que fuera mi regalo de cumpleaños... Peero todo puede pasar.
¡Gracias por sus comentarios! como siempre :3

Ay dios... Siempre q mencionas a Stu lloro 😭😭
ResponderEliminar😭😭😭😭😭😭😭😭 es la cosa más cute y la boda perfecta de ensueño 😢😢😢😢 estuvo súper bonita y me puso un poco sentimental ahora en mi estado de highness jajajajaja. Pinche María haciendo berrinche porque el otro pendejo está a toda madre en la BBC cuando tiene al ultimate culo roto George bebé (que también andaba chillando porque no tenía pareja) pa que la lleve del brazo... Qué dramas los 2 jajajajaja por eso coinciden.
ResponderEliminarHahahaha me dio mucha risa el pendejo de Donovan emperrado por la estampa Delilah/John pero ni modo morro, tú no eres hot 😂
No! Stuart no porque lloro alv T____T lo amo tanto ♡
ResponderEliminarHija me encanta como narras todo tan a detalle, simplemente te quedó hermoso este capítulo :') tal como me gustaría una boda :)
Hija no me digas que ya casi la terminas! que bien!! no sabes el gusto que me da leer eso ♡♡ estoy orgullosa de ti jajjaaja
Tal vez tu no partiste en 2 el capítulo, pero yo si lo leí en dos partes porque me quedé dormida ayer a medio capítulo jajajajaja
Bueno hija espero estés bien :*