Abbey Road...#659


Agosto había llegado al fin a su tercera semana, la mañana estaba fría, pero parecía que el sol nos brindaría un poco de su calor al menos hasta el medio día, esa semana los días en Londres se habían vuelto el verano más gris.
Después de dar a aviso de mi ausencia en las oficinas de la revista, salí con cámara en mano y abordé mi auto, sintonicé la radio y escuché un curioso inicio a una canción que a sus primeros acordes, parecía similar; escuchando la voz me sorprendí demasiado, Harrison al fin había lanzado su bomba musical, dentro de su proyecto individual. Al terminar la canción con tintes claramente religiosos, el locutor dijo su nombre: “My sweet Lord”. Era uno de los primeros sencillos de Harrison en ser lanzados.
Llegué a los estudios, ya había gente afuera como Mal Evans, Paul y John, los tres platicaban amenamente, los saludé y ellos me dieron un saludo regular, quería preguntarles qué pasaba pero tenía que ir a la oficina de Martin para anunciar mi llegada y firmar el efímero contrato. Él hablaba por teléfono me mostró con la mirada el contrato y lo firmé, salí discretamente y en el pasillo me encontré a Roger, él estaba emocionado y me pidió que lo acompañara a una de las cabinas de grabación junto con los demás.
Ahí estaban Nick, Rick y Dave. Con ellos estaba un amigo suyo quien les tomaba fotos cargando un disco de oro y otro de platino, me acerqué para felicitarlos y Roger sacó un reconocimiento para mí: había ganado un premio por su portada.
Incrédula lo tomé y me pidieron que me tomara una foto con el álbum y con ellos.
Continuábamos en el festejo y las fotos, escuchamos que la secretaria, que no era Freda, intentaba detener a alguien que aparentemente se había metido a los estudios. Todos volteamos y vimos la puerta de la cabina abrirse, la secretaria se adelantó y dijo...
-Disculpen, este tipo quiere verlos. No me ha dicho su nombre y sin más vino hasta acá...-comentaba avergonzada, mientras el tipo pasaba de lado para entrar y observar detenidamente el lugar.
-Tranquila, yo me encargo de esto, no pasa nada, a menos que se ponga agresivo.-Comentó Roger calmando a la secretaria que salió dubitativa.
Roger se acercó al sujeto que seguía abstraído viendo la cabina. Era un hombre caucásico, un poco obeso e iba con la cabeza rapada.
-Es fantástico ¿no amigo?- intentaba ser amable un Waters que se cercaba con precaución. Se extrañó al no recibir respuesta alguna por parte de aquel extraño hombre.
-¿No crees que deberíamos...?- intentó intervenir Rick pero Waters dio una negativa desde antes de que siquiera pudiera proponer algo su amigo.
-¿No piensas hablar conmigo?- se acercó Roger y al momento en que el sujeto lo miró de frente... –Oh por Dios...-exclamó con un asombro escalofriante. Lentamente se recargó en una de las mesas que estaban cerca del lugar, su semblante cambió drásticamente.
-¿Qué sucede?- pregunté preocupada y aquel tipo me volteó a ver instantáneamente, como si mi voz fuera un sonido que conociera bien; me quedé helada por la incertidumbre del momento, pero al mirar fijamente a los ojos de ese sujeto, me di cuenta de que lo conocía y entendí la reacción de Roger. Aquellos ojos claros, cansados y hundidos, no eran otros, más que los de Syd Barrett; y su mirada helada, entre presente y ausente, con un semblante un poco triste, volcaron mi ánimo de un momento a otro.
Él al verme cerca dio dos pasos hacia a mí, pero David se interpuso entre nosotros, protegiéndome con su cuerpo, tomando además una de mis muñecas mientras me resguardaba; Syd nos miraba, miró el tacto de Dave y como si dentro de aquel abismo mental hubiera tenido un destello de lucidez, sonrió a medias, nos miró a todos por última vez y salió lentamente para no volver jamás.
Roger y Rick, conmovidos, tuvieron un llanto discreto que expresaba el más triste de sus sentimientos, Rick se quedó mudo, sentado en una silla mientras intentaba meditar lo que había acontecido y David salió para hablar con las personas de seguridad. Yo estaba inexpresiva, pero tenía la mente llena de dudas y el alma un poco deshecha.
Antes de poder decir algo, alguien llamó a la puerta y al voltear vi a George Martin ahí.
-María... es hora- decía un poco avergonzado por el momento que acababa de darse, pues todos se percataron de eso.
-Vamos...-salí tomando mis cosas y caminando junto con él al exterior.

Al salir vi a Harrison ahí, estrechando la mano de Syd, quien ya estaba arriba de un auto. Se hizo a un lado y caminó hasta donde nosotros nos encontrábamos.
-¿Qué pasará con él?- pregunté preocupada
-Lo llevarán a casa de su madre y volverán a ingresarlo al psiquiátrico- contestó él.
-¿Psiquiátrico?
-Así es...- mi expresión cambio radicalmente, me sentía triste y preocupada, jamás creí que el asunto de Syd fuera para tanto, pero después de verle con ese aspecto, era de comprenderse.
-Entiendo...
-¿Estás bien? Podemos hacer la sesión otro día, entiendo que esto pueda perjudicarte, él fue importante para ti.-decía George, bastante preocupado y empático.
-Estoy bien... es decir, sí, fue horrible verlo de esa manera... pero puedo continuar- contesté con una sonrisa, él encendió un cigarrillo.
-Ten...
-No quiero, gracias
-¿Intentas dejar el hábito?- preguntaba sonriente
-No. Sería bueno no fumar, pero no es por eso- dije riendo –Deberías fumar menos, es dañino y siempre has fumado como si no hubiera un mañana.
-Superé el asunto de la garganta, todo está bien - respondió riendo
-Claro George. Aún así, cuídate un poco más.
-Vamos fuma un poco, te ayudará, sólo una bocanada y no vuelvo a molestar.- acepté el cigarrillo de George, entendí que lo único que intentaba hacer era distraerme y lograr que el mal rato pasara rápido, y lo estaba logrando.
-María...-salió David de repente y yo le entregaba el cigarrillo a George. Dave nos miró con una extraña expresión y se acercó a mí. -¿Se lo han llevado?
-Sí, lo llevarán con su madre y después al hospital...
-¿Hospital?
-Psiquiátrico- contesté –Lo sé porque me lo ha dicho George- David miró a George y ambos estaban serios.
-Bien. Yo he hablado con las personas de seguridad para que no vuelvan a permitir que cualquiera pase, incluyendo a Syd.
-Vamos, no es para tanto...
-Casi se acerca a ti...
-¿Se acercó a ti?- preguntó George asombrado y con un poco de preocupación. David y yo lo miramos: yo con normalidad y David con cierta confusión por la reacción.
-Apenas dio dos pasos hacia a mí, David exagera. Sé que no me habría hecho daño.
-Menos mal...
-Sí, creo que sirvió de mucho que me interpusiera entre ambos- agregó David y yo sentía que el comentario no cabía.
-Ya pasó...-dije
-¿Pero estás bien? ¿No quieres asimilarlo?- preguntó David tomando mi rostro entre ambas manos y casi dándole la espalda a George, éste entendió que no era requerido ahí y se dio la vuelta para bajar las escaleras. Yo lo miraba de reojo.
-Te digo que estoy bien- contesté.
-Puedes posponerlo... es más, nuestro amigo el fotógrafo puede trabajar con ellos, no creo que tenga inconveniente. Mientras tanto podemos ir a mi casa y ahí podría cuidar de ti- me dijo sonriente.
-No David, estoy bien, no ha sido para tanto, quiero trabajar con mis amigos.
-¿No sientes que ya has trabajado mucho con ellos?- esa pregunta era totalmente nueva. Jamás esperé escucharle decir algo así.
-Sí, espero seguir haciéndolo siempre que pueda, me gusta trabajar con ellos... además, esto de hacer portadas es lo mío, ya ha rendido frutos- contesté sonriente recordando mi premio por la portada de “Ummagumma”.
-María ¿Te esperamos?- preguntó George, volviendo del exterior.
-Sí, ya voy- contesté –Nos vemos más tarde, si ninguno de los dos sigue aquí al terminar nuestras actividades, nos llamamos.
-Está bien- respondió Dave con resignación.
-Suerte en tu día- le di un beso en la mejilla, David me sonrió a medias y pude notar la mirada que él y George se dedicaron. Gilmour entró a los estudios y yo caminé junto con Harrison.
-¿Mamá no quería dejarte salir?- preguntó divertido
-Cállate Harrison- me limité a contestar.
Pronto nos acercamos con los demás, ya habían pedido a un policía de tránsito que alentara un poco la circulación, era lo menos que podíamos hacer, pues no pensábamos interrumpir a la gente por unas cuantas fotos. Antes de iniciar se nos pidió esperar sólo unos minutos en lo que esperaban a Neil Aspinall, pues ayudaría a hablar con la gente, pidiendo como favor que respetaran un poco el perímetro.
Mientras se ponían de acuerdo Kate, quien había acompañado a Ringo, se acercó para preguntarme cómo estaba después de lo ocurrido; intercambiamos algunas palabras y al mirar hacia las escaleras de la entrada, pude ver a los chicos sentados en éstas, ellos al principio estaban en silencio, cada quien pensando en alguna cosa, lo cual me llamó bastante la atención y decidí tomarles unas cuantas fotos y después, comenzaron a platicar haciendo una gran postal. Después de tanto tiempo viéndolos discutir, era genial verlos conversar amenamente.
Pronto las cosas estuvieron en orden, mientras salíamos les pregunté cuál era la idea y cuál sería el nombre.
-Se llamará Abbey Road y la portada será esta foto nuestra cruzando la avenida.
-¿Es en serio?
-Sí ¿Por qué?. Pensamos que sería una especie de homenaje a la avenida que nos ha visto crecer, además la hemos caminado tantas veces que es prácticamente parte de nosotros.
-Vaya... es algo hermoso John.
-Gracias- contestó orgulloso.
Y así al medio día, los Beatles estaban esperando en una de las aceras para el momento de poder cruzar, una mujer los peinaba y Paul bromeaba mucho; John quien iba hasta adelante permanecía concentrado en el cruce y un poco pensativo. Mal Evans y Neil estaban ubicados en puntos contrarios al mío, de esta manera también tomarían sus propias fotografías.
-Creo que es un buen momento... ¡Ahora!- grité, entonces corrí al centro de la avenida, conté hasta tres... Y los chicos cruzaron al otro lado de la avenida.
-Creo que me veré absurdo con sandalias- dijo Paul
-Eso debiste pensarlo antes- le contestó Lennon
-Quería estar cómodo...
-Entonces resígnate
-Oigan... no empiecen- pedí.
-Me las quitaré- contestó Paul y todos lo miramos con extrañeza.
-¿Qué?- preguntamos
-Sí, al diablo con ellas...
-Te encanta llamar la atención ¿cierto?- comentó John
-Claro John, es eso. Vamos no hay mucho tiempo, siguen pasando muchos autos- dijo Paul y esperamos nuevamente a que la avenida estuviera menos transitada.
Los chicos cruzaron la avenida al menos ocho veces, ocho veces en que mi cámara disparó en ráfaga para tomar cuánto detalle pudimos; sin embargo al estar concentrados en los pies de Paul y en no ser atropellados, jamás me percaté de que tres personas de un banco aledaño estaban afuera charlando a cierta proximidad nuestra, una gran camioneta negra y un vocho estacionados en los laterales de la avenida. Además claro que un señor medio raro, que usaba gafas, estaba viendo todo. Al terminar, caminamos hasta las escaleras nuevamente y charlábamos sobre un asunto muy curioso: en los últimos días se había desatado el rumor de que Paul había muerto hacía al menos tres años y que había sido reemplazado por un tipo llamado “William Campbell”, el cual por cierto, se presumía que había ganado un concurso de dobles de Paul llevado a cabo en Canadá. Era una locura, pero se decía que aquel dato se había dado de manera anónima y alimentaban la teoría diciendo que en las portadas de sus discos había muchas pistas sobre la muerte de Paul; gracias a ese chisme, los Beatles elevaron nuevamente sus ventas, saliendo de la banca rota.
Hasta cierto punto todos pensábamos que la persona que llamó de manera anónima, había sido el propio McCartney o bien, al menos había sido idea suya, todo encajaba. Sólo nosotros, Brian, George Martin y tres policías sabíamos del accidente en el que se involucró a Paul, del cual él salió librado al ser víctima de un asalto.
Aquel cuerpo que se llevó a la morgue había sido del asaltante de Paul, quien incluso le había robado los zapatos, también la chica a la que McCartney le había dado un aventón, murió. Y, aquellos tres policías pudieron cerciorarse de que Paul estaba vivo, no había manera de que alguien más pudiera saberlo.
También pensaba que tenía mucha lógica el que Paul quisiera caminar descalzo para una portada, por eso era yo principalmente quien pensaba que había sido él quien había levantado aquel rumor que se convertiría en uno de los mitos más trascendentes de la historia del rock.




Bueno, pues yo sigo haciendo sufrir a Miss Roquet con el triángulo de las Bermudas jajajaja. Sé que también mis madre Joan está sufriendo por el anillo de compromiso que ya fue entregado, pero como ella misma me lo dijo "Después de haber leído la muerte de Alison, puedo esperar lo que sea" y creo que es un sentimiento compartido jajaja.
Creo que estamos como a cinco capítulos o quizás un poquito más de terminar, sé que ya no debería decirles esto pero en la publicación anterior dije que les daría un aproximado en el nuevo post. Sólo intentaba cumplir. Me siento bastante extraña, con el "Ya merito" cada que escribo, pero cuando lo pensé a consciencia sentí feo, experimenté el primer vacío; pese a ello estoy buscando más medios de inspiración para encontrar el mismo entusiasmo con el que terminé de escribir Honey Pie y que quedé algo igual de decente (aunque espero hacerlas sufrir menos) no se preocupen, al menos puedo darles paz diciéndole que María no puede morir, yo misma la quiero mucho como para hacerle eso xD.
Gracias nuevamente por sus comentarios y por seguir emocionándose con esta historia que de repente la siento medio inconexa, pero de tantos capítulos olvidó hasta lo que yo misma escribí jaja, pero ya no se pongan tristes, mi cabeza maquila la segunda parte así que tendrán más drama de aquí hasta que cumplamos cuarenta ajaja (bueno no).

Comentarios

  1. La icónica foto Abbey Road a cargo de la María, eso me emocionó mucho. Puta David... Me cagó como no tienes una idea, la niña llorona ya anda sacando el cobre celoso (Al menos está sacándolo a buen tiempo). Fue un poco triste lo de Syd sobre todo porque sabemos que pasó en realidad :( en fin, fueron muchas emociones. Me paro al escrito porque tengo que ir al baño jajajajajajaja (es neta)

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  2. No inventes hija! Me encanta la idea de que María allá tomado esas fotos ♡ que bello

    Ae ese David celoso >.> dejala que platique con George! Jajajajaaja

    Esa historia de la muerte de Paul siempre me ha fascinado y no se por qué jajajajaja recuerdo habersela contado a un amigo que ni le gusta los Beatles y le emocionó también jajajaja

    Esa parte de te encanta llamar la atención me dio mucha risa porque siempre le dicen así a un amigo jajajaja nada que ver pero me dio risa porque imaginé la voz de uno de ellos diciéndole al otro jajajaja bueno ya

    Estoy en shock con la noticia que estamos a mínimo 5 capítulos del fin D:! Esto de verdad es hermoso jajaja y más hermoso saber que ya planeas una segunda parte ♡♡♡ no me importa tener 40 y seguir leyendo la segunda parte de este hermoso fic que tanto amo y aprecio *-*

    Bueno hija me paso a retirar :) nos seguimos leyendo ♡

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